Extracto del libro ¨Ciudad Juárez¨, por Alfonso Morales  

Era una tarde lluviosa de domingo cuando la fotógrafa salió a pasear por las calles céntricas de Ciudad Juárez. Se le impuso la visión de un pueblo fantasma luego de transitar entre “desperdicios pétreos”, recintos vacíos, objetos huérfanos y vidrios rotos. Tuvo conciencia de un desmoronamiento que sintetizaba todo lo que había perdido Ciudad Juárez como memoria histórica y espacio habitable. Intuyó que aun esos despojos tenían los días contados. Comenzó entonces a construir los rudimentos de una arqueología emocional que se propuso la recuperación del aura, el ánima o el aliento de las personas ausentes, a partir del registro de espacios y objetos abandonados. 

Ciudad Juárez, edición de imágenes realizadas entre 2004 y 2007, es resultado de la primera aproximación de Mayra Martell a las ausencias y desapariciones de su ciudad natal. A la fecha sigue con esa indagación, la cual ha extendido a otras urbes y regiones, y es en el fondo una reflexión en torno al significado social de la memoria y de ésta como fuente de identidad. En su idea de la fotografía documental –y de la edición que la explicita y potencia como discurso narrativo–, los resabios valen como recuerdos pero también como premoniciones. Para Mayra Martell, talentosa fotógrafa que también sabe escuchar el rumor de las palabras y convocar imágenes mediante el uso de recursos literarios, las ruinas domésticas y las huellas de seres desaparecidos no sólo confirman nuestra inermidad ante las poderosas fuerzas que determinan el curso de la historia. Son asimismo pruebas de nuestra capacidad de permanencia y resistencia. Si leemos al revés el relato que condujo a esos espacios deshabitados encontraremos un mundo palpitante en que los maniquís no eran los únicos que sabían lucir trajes de novia y chamarras de carnaza.